Conectarse
¿Quién está en línea?
En total hay 36 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 36 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 247 durante el Vie 11 Oct 2024, 7:49 pm
Últimos temas
Estadísticas
Tenemos 54 miembros registradosEl último usuario registrado es Kaatotecon
Nuestros miembros han publicado un total de 335 mensajes en 144 argumentos.
Mejores posteadores
-_-cap-_- | ||||
primOx | ||||
Dj-junior21 | ||||
bernain | ||||
ELMEJOR | ||||
Naskul | ||||
maria fernanda | ||||
*gabriela* | ||||
xXkarenXx | ||||
nicoll |
poemas de terror
:: Entretenimiento :: Poesia
Página 1 de 1.
poemas de terror
poema negro
Cuando moría, me enlazó en su brazo
cual un reptil de palpitante raso,
y con voz afiebrada y lastimera,
me dijo que cual última terneza,
y en recuerdo de toda su belleza,
me dejaba su blanca calavera...
Que robara a la hambrienta sepultura
ese último jirón de su hermosura,
que una lívida amante me sería,
y en mis horas alegres o de duelo,
su alma, descendiendo desde el cielo,
al través de sus cuencas me vería...
Pasa el tiempo... El ave silenciosa
del recuerdo voló sobre su fosa,
llamándome a cumplir aquel pedido,
que cual lúgubre flor de sus amores,
me dejó en los postreros estertores,
temerosa a los lutos del olvido.
Y era una noche. Oscuridad y viento;
la lluvia desgarrando el firmamento;
batida en sus ramajes la espesura;
los jardínes tronchados y barridos;
y del mar, el estruendo y los rugidos
resonando a lo lejos con pravura...
Ardiente el corazón, los miembros yertos,
escalé la muralla de los muertos;
y pensando en la súplica postrera
de esa lívida novia del misterio,
me perdí en el profundo cementerio,
porque iba a robar su calavera.
Por las calles desiertas y medrosas,
buscando en los letreros de las fosas,
llegué hasta su sepulcro solitario.
El viento en los cipreces sollozaba,
y la lluvia furiosa me azotaba
cual queriendo arrojarme del osario.
De una lámpara sorda, bajo el brillo,
su mármol qquebranté con un martillo.
Cual fatídico abismo, negro y hondo,
de la tumba la puerta entenebrida
abierta contemplé...¡De entre su fondo
brotó una bocanada corrompida!...
Y en lo profundo de la negra caja,
entre blancos jirones de mortaja,
la miré desleída y pestilente:
sepultadas sus formas y sus manos
entre olas hirvientes de gusanos
que tragaban su carne lentamente.
En sus sienes, mechones de cabellos...
sus ojos,¡ay!..., como ningunos bellos,
convertidos en cuencas pavorosas;
en su boca, que fue roja granada,
una muda y horrible carcajada,
y su pecho en piltrafas asquerosas...
De su belleza, que radió cual astro,
no había allí tansiquiera un rastro.
Era un informe y corrompido andrajo.
La miré contristado, mudo, inerte;
medité en los festines de la muerte
y me hundí en el sepulcro abierto a tajo.
Temblorosas, tendiéronse mis manos
al inmenso hervidero de gusanos.
Busqué de la garganta las junturas,
nervioso retorcí... Hubo traquidos
de huesos arrancados y partidos...,
hasta que hollando vil las sepulturas,
Huí miedoso entre las sombras crueles,
creyendo que los muertos, en tropeles,
levantaban su forma descarnadas
corriendo a rescatar su calavera,
esa yerta y silente compañéra
de la lóbrega noche de la nada...
Eso pasó..., fue ayer... Hoy, en mi mesa,
cual escombro final de su belleza,
helada, muda, lívida e inerte,
sobre mis libros en montón reposa,
cual una gigantesca y blanca rosa
¡Que ostentase la risa de la muerte!...
Sus grandes cuencas, como dos cavernas,
me contemplan inmoviles y eternas.
Atónito, al mirarlas me figuro
que su alma tal vez huya del cielo
para triste, silente y con anhelo,
mirarme allá, desde su fondo oscuro.
Entonces con amor llego hasta ella,
y cual si fuera cuando viva y bella,
por sus huesos mi mano se desliza:
siento de ansia el corazón opreso,
y en el instante en que le doy un beso,
¡me encuentro, ¡ay!, con su macabra risa!...
Y allá, de la alta noche, cuando escribo,
ante su faz sintiéndome cautivo,
me parece que se abren sus quijadas
y que en frases muy tiernas, temblorosas,
me pide que le diga blandas cosas,
como en noches amantes y borradas...
Y soñando, la veo transformarse
en la bella de entonces, y acercarse...,
y sentirme yo suyo..., y ella mia...
mas al instante mi pupila advierte
que no es sino la imagen de la muerte,
que me contempla estática y sombría.
Ya llevan mucho tiempo estos amores...
es ella quien conoce mis dolores,
los sueños todos de mi vida entera...
Ella me da la desnudez que viste,
y yo el cariño de mi alma triste,
teniéndola de novia hasta que muera.
Y cuando rompa de la vida el lazo,
cual ella a mí, la enlazará mi brazo,
y antes que en mi redor todo sucumba,
le diré como frase postrimera:
-¡Acompañame, pobre calavera;
acompañame, amada, hasta la tumba!...
Cuando moría, me enlazó en su brazo
cual un reptil de palpitante raso,
y con voz afiebrada y lastimera,
me dijo que cual última terneza,
y en recuerdo de toda su belleza,
me dejaba su blanca calavera...
Que robara a la hambrienta sepultura
ese último jirón de su hermosura,
que una lívida amante me sería,
y en mis horas alegres o de duelo,
su alma, descendiendo desde el cielo,
al través de sus cuencas me vería...
Pasa el tiempo... El ave silenciosa
del recuerdo voló sobre su fosa,
llamándome a cumplir aquel pedido,
que cual lúgubre flor de sus amores,
me dejó en los postreros estertores,
temerosa a los lutos del olvido.
Y era una noche. Oscuridad y viento;
la lluvia desgarrando el firmamento;
batida en sus ramajes la espesura;
los jardínes tronchados y barridos;
y del mar, el estruendo y los rugidos
resonando a lo lejos con pravura...
Ardiente el corazón, los miembros yertos,
escalé la muralla de los muertos;
y pensando en la súplica postrera
de esa lívida novia del misterio,
me perdí en el profundo cementerio,
porque iba a robar su calavera.
Por las calles desiertas y medrosas,
buscando en los letreros de las fosas,
llegué hasta su sepulcro solitario.
El viento en los cipreces sollozaba,
y la lluvia furiosa me azotaba
cual queriendo arrojarme del osario.
De una lámpara sorda, bajo el brillo,
su mármol qquebranté con un martillo.
Cual fatídico abismo, negro y hondo,
de la tumba la puerta entenebrida
abierta contemplé...¡De entre su fondo
brotó una bocanada corrompida!...
Y en lo profundo de la negra caja,
entre blancos jirones de mortaja,
la miré desleída y pestilente:
sepultadas sus formas y sus manos
entre olas hirvientes de gusanos
que tragaban su carne lentamente.
En sus sienes, mechones de cabellos...
sus ojos,¡ay!..., como ningunos bellos,
convertidos en cuencas pavorosas;
en su boca, que fue roja granada,
una muda y horrible carcajada,
y su pecho en piltrafas asquerosas...
De su belleza, que radió cual astro,
no había allí tansiquiera un rastro.
Era un informe y corrompido andrajo.
La miré contristado, mudo, inerte;
medité en los festines de la muerte
y me hundí en el sepulcro abierto a tajo.
Temblorosas, tendiéronse mis manos
al inmenso hervidero de gusanos.
Busqué de la garganta las junturas,
nervioso retorcí... Hubo traquidos
de huesos arrancados y partidos...,
hasta que hollando vil las sepulturas,
Huí miedoso entre las sombras crueles,
creyendo que los muertos, en tropeles,
levantaban su forma descarnadas
corriendo a rescatar su calavera,
esa yerta y silente compañéra
de la lóbrega noche de la nada...
Eso pasó..., fue ayer... Hoy, en mi mesa,
cual escombro final de su belleza,
helada, muda, lívida e inerte,
sobre mis libros en montón reposa,
cual una gigantesca y blanca rosa
¡Que ostentase la risa de la muerte!...
Sus grandes cuencas, como dos cavernas,
me contemplan inmoviles y eternas.
Atónito, al mirarlas me figuro
que su alma tal vez huya del cielo
para triste, silente y con anhelo,
mirarme allá, desde su fondo oscuro.
Entonces con amor llego hasta ella,
y cual si fuera cuando viva y bella,
por sus huesos mi mano se desliza:
siento de ansia el corazón opreso,
y en el instante en que le doy un beso,
¡me encuentro, ¡ay!, con su macabra risa!...
Y allá, de la alta noche, cuando escribo,
ante su faz sintiéndome cautivo,
me parece que se abren sus quijadas
y que en frases muy tiernas, temblorosas,
me pide que le diga blandas cosas,
como en noches amantes y borradas...
Y soñando, la veo transformarse
en la bella de entonces, y acercarse...,
y sentirme yo suyo..., y ella mia...
mas al instante mi pupila advierte
que no es sino la imagen de la muerte,
que me contempla estática y sombría.
Ya llevan mucho tiempo estos amores...
es ella quien conoce mis dolores,
los sueños todos de mi vida entera...
Ella me da la desnudez que viste,
y yo el cariño de mi alma triste,
teniéndola de novia hasta que muera.
Y cuando rompa de la vida el lazo,
cual ella a mí, la enlazará mi brazo,
y antes que en mi redor todo sucumba,
le diré como frase postrimera:
-¡Acompañame, pobre calavera;
acompañame, amada, hasta la tumba!...
bernain- Libre
- Cantidad de envíos : 29
Edad : 107
Fecha de inscripción : 03/11/2008
:: Entretenimiento :: Poesia
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue 01 Ene 2009, 12:29 am por Dj-junior21
» beso o cachetada..!
Dom 21 Dic 2008, 8:23 pm por Dj-junior21
» Nueva Actualizacion
Vie 19 Dic 2008, 7:41 pm por Dj-junior21
» Eso Ehh Alexis y Fido
Vie 19 Dic 2008, 2:12 am por -_-cap-_-
» Quienes son los mas panas del LAR ??
Jue 18 Dic 2008, 2:37 pm por Naskul
» Capitulos 1 al 9
Sáb 29 Nov 2008, 5:59 pm por -_-cap-_-
» Pekines :D
Sáb 29 Nov 2008, 3:05 pm por nicoll
» cual es el mejor combo de san antonio!!!
Sáb 29 Nov 2008, 3:03 pm por nicoll
» QuIeNen SoN lA mAs PaNa De SaN jOsE
Sáb 29 Nov 2008, 3:01 pm por nicoll